domingo, 12 de julio de 2015

Ser fea está de moda

Los cánones de belleza han sido usados por el mundo de la moda como pilar fundamental para promocionar prendas o marcas, tanto que han creado una mentalidad general en las personas, de manera que un maromo con cuerpo de Apolo esculpido o una chica con las medidas de Megan Fox es lo ideal.

Ahora, (y démosle gracias a las mentes creativas) muchos de los diseñadores más importantes apuestan por “bellezas raras”, que no exóticas, o simplemente modelos feos. Y no un poco, si no, feos con ganas. De esta forma se salen de esos cánones establecidos y la originalidad en sus colecciones o campañas está mucho más latente.

Hace unos días leí un artículo en el que la modelo que ha enamorado a firmas como Alexander McQueen, Balenciaga, Alexander Wang, Prada, Gucci o Chanel, había sufrido bullying en su infancia donde la llamaban de todos los animales que puedan existir en Selvo Aventura, y es que los rasgos físicos de Molly Bair hace que parezca un personaje de Studio Ghibli.




Muy cerca tenemos un caso similar, y es que la poco agraciada Rossy de Palma (ese orgullo de española tan genial) y su nariz han sido musas del gran Jean Paul Gaultier, además de ser un icono en el mundo de la moda desde que Almodóvar la descubriese en cualquier antrucho en plena “movida madrileña”.




Modelos como Lily McMenamy con cara de haberle dado un aire hace cinco minutos, están teniendo su momento de protagonismo en esta nueva tendencia que cada día rompe más con los establecidos estereotipos. De hecho, ya hay hasta agencias de modelos para feos, como es el caso de la Ugly Models en Inglaterra, que cuenta con unos cuantos de personajes del libro Guinness de los records, podéis dejar volar vuestra imaginación perfectamente.


En mi opinión es algo maravilloso que esto sea así, me parece mucho más inspiradora una persona con rasgos que se salgan de lo común que una simple cara bonita que encaja en cualquier parte.




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